el mar de skyper: la extraña visita...
Retrocedí, y tras sentarme de nuevo, volví a divagar… Dalí reflejaba en el cuadro la persistencia en la memoria de las vivencias y recuerdos… mientras yo, creía poder desprenderme de ellos una vez más.
Entre dudas, y con mucho recelo, regresé a casa. Colocándolo otra vez en el mismo lugar de siempre, enfrente de mi cama, sin saber muy bien que hacer con él… Mmmmmm… ¡Os contaré como es!
De su centro… “como de la nada”, surgen columnas de humo que se difuminan por todo su espacio, mezclándose con retratos, figuras, parajes y representaciones. Algunas de esas “nubes” acaban convirtiéndose en una especie de jardines hechos con palabras; otras en difusas ilustraciones, muchas de éstas cubiertas con aura nostálgica; y otras son envueltas por espirales enmarcadas por Soles y Lunas. Cerca del centro, aparece un arco iris, en cada uno de sus lados reposa una muleta y una figura; a la derecha, junto a la muleta, hay una mujer sentada con cara de agotada, que de sus manos surge un río carmesí; en la izquierda del arco, un hombre envejecido con las manos cubriéndose los ojos, dando la espalda al arco y la muleta. Debajo de él, en el centro… la figura de un niño que se aleja, que crece y se oscurece conforme se va alejando. El resto del lienzo es un colage de figuras e ilustraciones diluidas entre una gran extensión de agua: paisajes con el mar de fondo… una cama con un libro en blanco sobre ella… una media luna sobre la que reposa un hada, con dos duendes en sus brazos y una escalera partida en dos, postrada a sus pies… un corazón rojo, del que se despegan dos tiritas que tapaban una herida ya cicatrizada… una cama con pétalos de rosas por su sabanas… la efigie de una rubia con gafas de sol… una guerrera que huye despavorida de un saco de recuerdos… una brujita que aparca su escoba… la melodía de una canción que no me canso de recordar… una botella de Lagavulin reposando sobre un lecho en noche de reyes… dos sombras que se pierden en medio de una gran ciudad… unos rayos de sol que despiertan tórridos amaneceres… lágrimas para ahuyentar frías noches de invierno… risas, besos y abrazos que surgen de una pantalla… duchas compartidas… ventanas de lunas seguidas del sol… nombres de personas… el porque de tu silencio… palabras y almas amigas… alguna ilusión enladrillada entre paredes recién pintadas…hombros calados…secretos… pasiones… dos cuerpos que continúan mojados…deseos… una nevera ardiente… un abrazo pendiente… un libro aún por escribir…
¡No!... no me he desprendido del lienzo. Pero para no contemplarlo más, y de esta forma no recrearme demasiado en él, lo recubrí con un manto de óleo negro.
Ésta noche, una extraña presencia me ha despertado… después de sentarme en la cama durante varios minutos,quedé aturdido por esa sensación… fui hasta la cocina, encendí un cigarro…la percepción había desaparecido… volví a la cama… una vez tumbado, otra vez noté su presencia…comencé a inquietarme… eso me desveló por completo… encendí el ordenador, pensativo… sentía como esa insólita visita, rodeaba mi ser… miraba a mi alrededor, extrañado… nada había, pero “eso” no me abandonaba… pensaba, surgían preguntas sin respuesta… mire el oscuro lienzo, allí estaba… salí de la habitación, y otra vez me sentí libre de esa presencia… abrí la ventana de la cocina, con otro cigarro viajando constantemente de mis labios a mis dedos… soplaba el viento, y azotaba mi cara… como las palabras de un libro esconden recuerdos y secretos, estos llegaron a mí envueltos entre bocanadas de aire… poco a poco y atando cabos, descubrí a que se debía extraña presencia… de vuelta al cuarto, me puse delante de él, para con las yemas de mis dedos acariciarlo…ahí estaba…la tela vibraba y latía… el lienzo tenía vida propia…
Hay algo con lo que no contaba, y que evidentemente pasé por alto: el método con el que pinté aquel cuadro. No recuerdo bien si era el secreto de un famoso pintor, que alguna vez leí; o eso mismo quiso creer mi imaginación para auto-convencerme, cual placebo, de que esa era la mejor forma de dar vida, realismo, luz y color a ese lienzo: Y es que debajo de todas de aquellas imágenes… desde la primera hasta la última de ellas… antes de dar color al boceto de la figura, pintaba dentro de él mi corazón y mi alma con gotas de mi sangre.
Quizás sólo me faltó hacer un pequeño homenaje a Dalí, y comparecer vestido de hombre rana en rueda de prensa… aunque tal vez hubiese sido mas escandaloso hacerme un retrato en bolas, con el “hasta pronto…y siempre” dibujado sobre mi cuerpo, ahora que el arte visual comienza a pasearse por mi mente; pero si os llego a colgar semejante imagen, seguro que no hubiese aparecido nadie más por el blog… y aún guardo la esperanza de no perder muchas personas de mi vida.
Tras mi histriónica despedida del domingo, tuve late ntación y necesidad de convertirme en iceberg y hundirlo entre las aguas del Mediterráneo para no saber nunca más de él.
Con él entre mis brazos, paseamos por la playa de Castelldefels, hasta que encontré un rincón vacío de gente; donde quedarnos los dos a solas, para decirnos las cosas a la cara por última vez, antes de cometer el premeditado homicidio. Resultaba complicado hacerle entender que yo era consciente de los errores propios por los que ahora intentaba desprenderme de él; y que tal vez, tras esa mutua confesión que nos estábamos entregando, su ausencia era necesaria para un espacio futuro. Allí, entre el mar y yo, recibía sus últimos momentos de vida. Era el predestinado destino que tenía asignado, no era el primero, ni el segundo… “ojalá sea el último” pensaba, mientras comenzaba a lastrarlo con lágrimas, para evitar que reflotase algún día. Me acerqué hacia la orilla… la bandera roja ondeaba por el fuerte oleaje… el viento soplaba con violencia… su peso era mayor de lo normal, no recordaba que alguno de los anteriores me costase tanto arrastrarlo… me detuve justo en el remanso de las olas para respirar profundamente… la ventisca formaba torbellinos que arrastraban partículas de arena que golpeaban mi cara… giré un par de veces mi cabeza para evitarlas… al abrir los ojos la segunda vez, mis ojos se fijaron en la silueta del macizo del Garraf sobre el mar… en ese instante se reflejó en mis pupilas “ La persistencia de la memoria” de Dalí, unos de sus surrealistas sueños; con acantilados de Girona como fondo de sus neuras.
Retrocedí, y tras sentarme de nuevo, volví a divagar… Dalí reflejaba en el cuadro la persistencia en la memoria de las vivencias y recuerdos… mientras yo, creía poder desprenderme de ellos una vez más.
Entre dudas, y con mucho recelo, regresé a casa. Colocándolo otra vez en el mismo lugar de siempre, enfrente de mi cama, sin saber muy bien que hacer con él… Mmmmmm… ¡Os contaré como es!
De su centro… “como de la nada”, surgen columnas de humo que se difuminan por todo su espacio, mezclándose con retratos, figuras, parajes y representaciones. Algunas de esas “nubes” acaban convirtiéndose en una especie de jardines hechos con palabras; otras en difusas ilustraciones, muchas de éstas cubiertas con aura nostálgica; y otras son envueltas por espirales enmarcadas por Soles y Lunas. Cerca del centro, aparece un arco iris, en cada uno de sus lados reposa una muleta y una figura; a la derecha, junto a la muleta, hay una mujer sentada con cara de agotada, que de sus manos surge un río carmesí; en la izquierda del arco, un hombre envejecido con las manos cubriéndose los ojos, dando la espalda al arco y la muleta. Debajo de él, en el centro… la figura de un niño que se aleja, que crece y se oscurece conforme se va alejando. El resto del lienzo es un colage de figuras e ilustraciones diluidas entre una gran extensión de agua: paisajes con el mar de fondo… una cama con un libro en blanco sobre ella… una media luna sobre la que reposa un hada, con dos duendes en sus brazos y una escalera partida en dos, postrada a sus pies… un corazón rojo, del que se despegan dos tiritas que tapaban una herida ya cicatrizada… una cama con pétalos de rosas por su sabanas… la efigie de una rubia con gafas de sol… una guerrera que huye despavorida de un saco de recuerdos… una brujita que aparca su escoba… la melodía de una canción que no me canso de recordar… una botella de Lagavulin reposando sobre un lecho en noche de reyes… dos sombras que se pierden en medio de una gran ciudad… unos rayos de sol que despiertan tórridos amaneceres… lágrimas para ahuyentar frías noches de invierno… risas, besos y abrazos que surgen de una pantalla… duchas compartidas… ventanas de lunas seguidas del sol… nombres de personas… el porque de tu silencio… palabras y almas amigas… alguna ilusión enladrillada entre paredes recién pintadas…hombros calados…secretos… pasiones… dos cuerpos que continúan mojados…deseos… una nevera ardiente… un abrazo pendiente… un libro aún por escribir…
¡No!... no me he desprendido del lienzo. Pero para no contemplarlo más, y de esta forma no recrearme demasiado en él, lo recubrí con un manto de óleo negro.
Ésta noche, una extraña presencia me ha despertado… después de sentarme en la cama durante varios minutos,quedé aturdido por esa sensación… fui hasta la cocina, encendí un cigarro…la percepción había desaparecido… volví a la cama… una vez tumbado, otra vez noté su presencia…comencé a inquietarme… eso me desveló por completo… encendí el ordenador, pensativo… sentía como esa insólita visita, rodeaba mi ser… miraba a mi alrededor, extrañado… nada había, pero “eso” no me abandonaba… pensaba, surgían preguntas sin respuesta… mire el oscuro lienzo, allí estaba… salí de la habitación, y otra vez me sentí libre de esa presencia… abrí la ventana de la cocina, con otro cigarro viajando constantemente de mis labios a mis dedos… soplaba el viento, y azotaba mi cara… como las palabras de un libro esconden recuerdos y secretos, estos llegaron a mí envueltos entre bocanadas de aire… poco a poco y atando cabos, descubrí a que se debía extraña presencia… de vuelta al cuarto, me puse delante de él, para con las yemas de mis dedos acariciarlo…ahí estaba…la tela vibraba y latía… el lienzo tenía vida propia…
Hay algo con lo que no contaba, y que evidentemente pasé por alto: el método con el que pinté aquel cuadro. No recuerdo bien si era el secreto de un famoso pintor, que alguna vez leí; o eso mismo quiso creer mi imaginación para auto-convencerme, cual placebo, de que esa era la mejor forma de dar vida, realismo, luz y color a ese lienzo: Y es que debajo de todas de aquellas imágenes… desde la primera hasta la última de ellas… antes de dar color al boceto de la figura, pintaba dentro de él mi corazón y mi alma con gotas de mi sangre.
Ahora no sé que hacer con él… o que hará él conmigo… me da por pensar que muchas de esas imágenes tienen demasiado corazón pintado dentro, junto con la propia vida que representan de por si, como para que un simple manto de óleo negro pueda ocultarlas por mucho tiempo… hay muchos destellos de luz que comienzan a resurgir ya… mucho me temo también, que esas presencias nocturnas me mantendrán mas de una noche en vela…
¡Tiene toda la pinta de que poco va a quedar oculto en pocos días! Y necesitaré espacio para seguir pintando… ¿Alguien sabe como añadir tela a un lienzo?
¡Tiene toda la pinta de que poco va a quedar oculto en pocos días! Y necesitaré espacio para seguir pintando… ¿Alguien sabe como añadir tela a un lienzo?
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