Eres un sol que
con la danza de sus rayos
de llamas saltarinas,
me devuelve mi mundo,
poniendo luz y calor
al amanecer de mi alma,
y me despierta
con su viento transparente
cariñoso y suave,
como el cristal
desde el que suelo mirarte,
Imagino a ese sol
desparramándose
desde tus verdes pupilas,
trayéndome la claridad del día,
Y cuando no te puedo ver,
se oculta para mí,
la diáfana llamarada
de la luna plateada,
Y mi sol se desliza tristemente,
y se detiene el tiempo
brillante y luminoso
para dar paso a un tiempo
lleno de penumbras.
Entonces mi mundo
se tiñe de un raro atardecer
el aire me hace padecer, y
la oscuridad desciende sobre mi mar,
mientras observo
caer el sol en picado,
tras las lejanas montañas,
bajo la mirada indiferente de la luz
que a sorbos se bebe mi alegría.
Y tú
¡de repente tú!
¡te apareces tú!
¡por debajo del cielo!,
y por encima del mar
y me acompañas con tus versos
que aunque hechos de aire están,
a veces me quitan el aliento
y me hacen suspirar.
con la danza de sus rayos
de llamas saltarinas,
me devuelve mi mundo,
poniendo luz y calor
al amanecer de mi alma,
y me despierta
con su viento transparente
cariñoso y suave,
como el cristal
desde el que suelo mirarte,
Imagino a ese sol
desparramándose
desde tus verdes pupilas,
trayéndome la claridad del día,
Y cuando no te puedo ver,
se oculta para mí,
la diáfana llamarada
de la luna plateada,
Y mi sol se desliza tristemente,
y se detiene el tiempo
brillante y luminoso
para dar paso a un tiempo
lleno de penumbras.
Entonces mi mundo
se tiñe de un raro atardecer
el aire me hace padecer, y
la oscuridad desciende sobre mi mar,
mientras observo
caer el sol en picado,
tras las lejanas montañas,
bajo la mirada indiferente de la luz
que a sorbos se bebe mi alegría.
Y tú
¡de repente tú!
¡te apareces tú!
¡por debajo del cielo!,
y por encima del mar
y me acompañas con tus versos
que aunque hechos de aire están,
a veces me quitan el aliento
y me hacen suspirar.