El día le preguntó al Año?
-¿En que año estamos?
El Año le preguntó al Día:
-¿Qué día es hoy?
El Mes le preguntó a la Hora:
-¿Qué hora es?
La Hora consultó al cuco, que respondió:
-¡Cucú, cucú! Deja de presionarme, si no acabaré loco.
Entonces la Hora se quejó al Día, que se quejó al Año,
Que se quejó al Siglo. Éste, más viejo y más sabio, no se quejó. Se despertó de su sueño secular y dijo:
-¡Dejad de atormentar al pobre cuco! ¿No os dais cuenta que está a punto de volverse loco?
Fue entonces cuando el Momento tuvo una idéa instantánea y le regaló un reloj digital japonés al cuco, que de inmediato jubiló sus manecillas. A partir de ahí, todos pasaron a creer que el cuco estaba roto e, incluso, cuando él intentaba decir la hora exacta con nuevo reloj en la muñeca, nadie le hacia caso. ¡Aquel cuco sin manecillas y con un reloj digital japonés de pulsera, realmente sólo podía estar loco!
-¡Cucú, cucú, cucú!¡No estoy loco!-protestó con indignación el cuco.
Pero no hubo manera. El Tiempo, que con el progreso ya no entendía el lenguaje de los cucos, explicó que los locos son efecto así, nunca se creen que están chiflados. ¡CUCÚ!¡CUCÚ!
-¿En que año estamos?
El Año le preguntó al Día:
-¿Qué día es hoy?
El Mes le preguntó a la Hora:
-¿Qué hora es?
La Hora consultó al cuco, que respondió:
-¡Cucú, cucú! Deja de presionarme, si no acabaré loco.
Entonces la Hora se quejó al Día, que se quejó al Año,
Que se quejó al Siglo. Éste, más viejo y más sabio, no se quejó. Se despertó de su sueño secular y dijo:
-¡Dejad de atormentar al pobre cuco! ¿No os dais cuenta que está a punto de volverse loco?
Fue entonces cuando el Momento tuvo una idéa instantánea y le regaló un reloj digital japonés al cuco, que de inmediato jubiló sus manecillas. A partir de ahí, todos pasaron a creer que el cuco estaba roto e, incluso, cuando él intentaba decir la hora exacta con nuevo reloj en la muñeca, nadie le hacia caso. ¡Aquel cuco sin manecillas y con un reloj digital japonés de pulsera, realmente sólo podía estar loco!
-¡Cucú, cucú, cucú!¡No estoy loco!-protestó con indignación el cuco.
Pero no hubo manera. El Tiempo, que con el progreso ya no entendía el lenguaje de los cucos, explicó que los locos son efecto así, nunca se creen que están chiflados. ¡CUCÚ!¡CUCÚ!
06/12/08 23:02
Autor:Nu se...
Lo copié de unos de mis libros