Hay ocasiones, en las que no sabemos apreciar ni valorar la amistad de quienes nos la brindan. Ocasiones en las que nos creemos valer por nosotros mismos. Ocasiones en las que rechazamos consciente o inconscientemente una amistad. Una amistad creada a base de esfuerzo, cariño, comprensión, y mucha dedicación...
Tal vez te dedicas tanto a otra persona, que por momentos olvidas tu propia vida, para simplemente dedicarte a la suya. Una caricia aportando calma, un abrazo cuando es necesario y las palabras son omitidas, una sonrisa cuando intentas decir... "que orgullosa estoy de ti...", un te quiero..., con toda el alma.
Algunas personas se acostumbran mal. Te sientes como alguien que está "ahí", y sólo "ahí"... Mientras tú te desvives por ésa amistad, la otra persona no da más allá. Y te sientes frustrada, hasta inútil en ocasiones... Tienes tan en alto a ése ser, que eres incapaz de verlo caer, incapaz de negarle nada.
Pero te va dejando ahí, a un ladito... Y ves que lo añoras, pero no te añora, y ves que lo abrazas, pero no sientes sus brazos... Y ves que se aleja..., pero no es tu decisión retenerle...
Te quedas sola en el banquito de la calle, en ésa calle de la amistad. Y esperas que algún día quiera volver a sentarse a tu lado. Que te dé un abrazo, una caricia, que te diga lo mucho que te quiere, lo muy orgulloso que está de ti, que vuelva a preocuparse por tu vida...
Y esperas, porque es tu amigo y esperarás... Pero ahora mira el banquito y dime, ¿si regresa y quedase vacío?, ¿si para cuando regrese ya no estás...?
1 comentario:
Si cierto no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos o vemos que se aleja, pero para entonces a lo mejor és demasiado tarde . A todos nos gusta recibir del mismo modo que damos, y cuando no es asi uno se siente como defraudado. La suerte és que siempre podemos rectificar si no es demasiado tarde. Hay que cuidar a las personas que nos quieren y nos rodean.
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