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Mili

1 dic 2010

el mar de skyper: La parábola nunca escrita



 Pasan por encima mío en busca de una mejor vida. Nada nuevo, siempre fue así. Todos han perseguido algo que jamás encontrarán; lo sé…por experiencia lo sé. Mis ojos lo han visto desde siempre; por eso, no quería volver…

Así estoy. En esto me han convertido. Vivo a la sombra de lo que ellos utilizan para avanzar; la parábola que nunca se escribió. Todos continúan hacia un mismo sol, el de la felicidad; pero por distintos senderos a los previstos. Cruzan puentes entre laderas de malas conciencias, y pasan de la soberbia a la codicia, del deseo a la perversión, de la inconsciencia a la premeditación, de sus obligaciones a sus derechos, de la humildad a la vanidad, de la ingenuidad…a la malicia.

Desahuciado, como tantos otros. Ignorado porque nada tengo, y con sólo eso…nada valgo. Loco, soy un loco para ellos. Nadie mira dentro de mis viejos ojos, nadie me oye…nadie me hace caso. Se ríen de mí, de mis palabras, de mi aspecto, de mi sabiduría. Era consciente de ello, sabía que de nada valdría mi esfuerzo. Te lo dije: No conseguiré nada

Los escucho pasar a todas horas, por encima de mi casa. Un lugar sin paredes, sin ventanas, sin puertas, sin calor… aquí no hay un hogar para mí. Este puente es mi único refugio, en el que con cartones tapo el frío que la tristeza me provoca.

¿Sabes?... Soy el único que paga las consecuencias de todo. Sí, sí los hiciste a imagen y semejanza tuya. Nunca me atreví ha decírtelo, no quise mostrar irreverencia, desconfianza o deslealtad; pero sí… Padre, ellos tienen el mismo ego que tú. Me enviaste una vez para dictarles el camino, con el propósito de que tu gran obra fuese perfecta. Que ellos fuesen ajenos a la ambición que te llevó a engendrar esta creación; al celo que te poseía por no querer que te ignorasen como padre; a querer ejercer sobre ellos tu poder y que se rindiesen a tu voluntad. He vuelto para nada; me has vuelto a enviar, para delegar en mí aquello de lo que tú te ves incapaz de salvar… Ves, son iguales a ti. Yo, ya no puedo más que mal vivir en este puente… en espera de que el diablo me lleve junto a él; algo malo he debido hacer yo también… Esperaré tu llegada allí, junto a él.

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